Por Juan Tomás Valenzuela
El ladrón de Abel Martínez
vaticina que es un cuento
lo que harían en su momento,
Miriam y sus saiyajines.
“A mi no hay quien me incrimine”
Dijo, dándose en el pecho,
el que cometió coecho
desde una simple curúl,
hasta el puesto de gandul
donde recoge desechos.
Cundangueando en Puerto Plata,
(perdón… haciendo campaña)
esta especie de hombre araña
que no engaña ni a La Tata,
anda con su perorata
de que ellos saldrán ilesos.
De que no crean en eso
de la justicia expedita,
porque ello saldrán ahorita
sin perder un solo peso.
Abel, dice que el país
está siendo dirigido
por un grupo de bandidos
que no responden a Luis.
Sostiene que la raíz
de un gobierno diligente,
es repartirle a su gente
las riquezas del Estado,
sin dejar desamparados
a sus mismos dirigentes.
“Si quieren ser exitosos
en el plano electoral,
ellos debía contratar
a Julio Martínez Pozo,
también a tó los babosos
que hablan mierda por la Z.
Y que a la nueva toleta
que se cree miss universo,
que Rochy, le escriba un verso,
a ver si se queda quieta”.
Juan de los Palotes
1 marzo 2022